Muchas veces durante el crecimiento perdemos la capacidad de dejarnos sorprender por el mundo. En este caso, perdemos algo esencial, algo que los filósofos intentan volver a despertar en nosostros. Porque hay algo dentro de nosostros mismos que nos dice que la vida en sí es un gran enigma. Es algo que hemos sentido incluso antes de aprender a pensarlo.
Puntualizo: aunque las cuestiones filosóficas conciernen a todo el mundo, no todo el mundo se convierte en filósofo. Por diversas razones, la mayoria se afrerra tanto a lo cotidiano que el propio asombro por la vida queda relegado a un segundo plano.
La mayor parte de los adultos ve el mundo como muy normal. Precisamente en este punto los filósofos constituyen una honrosa excepción. Un filósofo jamás ha sabido habituarse del todo al mundo.Para él o ella, el mundo sigue siendo algo desmesurado, incluso algo enigmático y misterioso.Por lo tanto, los filósofos y los niños pequeños tienen en común esa importante capacidad. Se podría decir que un filósosfo sigue siendo tan suceptible como un niño pequeño durante toda su vida.
De modo que puedes elegir, querida sofía. ¿Eres una niña pequeña que aún no ha llegado a ser la perfecta conocedora del mundo? ¿O eres una filósofa que puede jurar que jámas lo llegará a conocer?.
Si simplemente niegas con la cabeza y no te reconoces no en el niño ni en un filósosfo, es porque tú también te has habituado tanto al mundo que te ha dejado de asombrar. En ese caso corres PELIGRO!!!!!!!!!!!.
fragmento: El Mundo de Sofía
by Jostein Gaarder
by Jostein Gaarder
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